Friday, August 19, 2022

¡Ahora Estás en Casa!

 ¡AHORA ESTÁS EN CASA!

Hola amigos y amigas. Hoy les voy a recomendar un libro maravilloso acerca de la ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) el cual tiene las vivencias del reconocido autor Antonio Gómez Martín, el cual tiene un muy concurrido canal en YouTube. La reseña que se presenta a continuación, es una copia de la presentación del libro en Amazon:

El veintidós de mayo de dos mil once, tras un fuerte infarto de miocardio, Antonio Gómez Martín experimenta una poderosa ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) y su vida cambia por completo. No sólo conecta con el sentido y propósito de su existencia, sino con la absoluta trascendencia y continuidad que caracterizan la vida de cualquier ser humano.

En este libro se narran detalladamente las vivencias y sensaciones de alguien que ha ido más allá del umbral de lo conocido para ver y experimentar los infinitos paisajes y matices de la inmortalidad. Realidades que cultural y religiosamente han sido definidas como ángeles, guías, custodios, seres de luz, etc., se convierten en algo tangible; "personas" con las que el autor va a colaborar activamente para incitar y traer a este plano tridimensional la conciencia de la inmortalidad y la permanencia.

La historia resulta cálida, cotidiana, cercana; absolutamente humana. Antonio no se posiciona dentro de ninguna doctrina específica y cerrada, sino que sus vivencias le llevan a comprender que el amor incondicional y la entrega son las claves de la autorrealización para todo ser humano.
El autor narra con detalle su infarto y su proceso hospitalario de recuperación y, sobre todo, cómo estos sucesos se van entremezclando con las ayudas y acciones de otros seres, que paralelamente cuidan de su proceso desde "el otro lado" y van colmando su corazón de energía y esperanza. Mantendrá, y sigue manteniendo, contacto con todos estos nuevos compañeros de viaje, experimentando a su lado nuevas y maravillosas realidades.

Mediante un estilo directo, sencillo, humilde y, sobre todo, absolutamente sincero, Antonio toca el corazón del lector para abrir las puertas de la esperanza y la fe. NO estamos ante una lectura doctrinal, dogmática o compleja; ni ante un texto “Nueva Era” lleno de afirmaciones más o menos predecibles, sino ante una historia que surge de las entrañas, de la magia de lo cotidiano, de la trascendencia de la vida de todos y cada uno de los seres que poblamos esta Tierra; una historia, en definitiva, que nos invita a ver, recordar y entender ese trozo de eternidad que late en lo más hondo de nosotros mismos. Y es que, en verdad, todo ser humano, en algún momento de su existencia, oirá o sentirá en su interior esas mismas palabras: "Ahora estás en casa".

Si les interesa ver un poco más del libro solo deben hacer click:

Tuesday, January 4, 2022

Petroleo Venezolano

*PICA Y SE EXTIENDE* José Toro Hardy Ni siquiera en un ejercicio desbocado de la imaginación se entiende la destrucción masiva a que ha sido sometida nuestra industria petrolera. Hoy en día sólo quedan las cenizas de lo que fue PDVSA, la empresa petrolera de mayor crecimiento en el planeta y que, en menos de 25 años había llegado a transformarse en la segunda mayor empresa petrolera del mundo. Al observar las inexplicables colas en las estaciones de servicio de todo el país para surtirse de gasolina, uno no puede menos de experimentar una profunda sensación de tristeza. Para 1998, cuando el presidente Chávez accede al poder, PDVSA tenía un potencial de producción petrolera del orden de 3,7 millones de barriles diarios y Venezuela se aprestaba a aumentar su producción por encima de los 5,5 millones de barriles por día gracias a la Apertura Petrolera que se hallaba en pleno desarrollo. Las ventas de nuestra casa matriz petrolera eran del orden de los 35.000 millones de dólares (a pesar de que el precio del barril era de unos $ 12). La capacidad de nuestra refinerías, aquí o en otros países, se acercaba a los 3 millones de barriles diarios. La producción petroquímica de Pequiven (filial de PDVSA) era de 4,1 millones de toneladas por año. La producción de carbón alcanzaba a 5,1 millones de toneladas por año y estábamos produciendo casi 5 millones de toneladas año de Orimulsión (hoy abandonada). Después de varias horas haciendo cola en una bomba en El Cafetal, nos viene a la memoria que en 1998 Venezuela era propietaria, total o parcialmente, de más de 20 refinerías en el mundo. Sólo en Venezuela contábamos con seis: El Complejo Refinador de Paraguaná -en su momento el mayor del mundo- integrados por las refinerías de Amuay, Cardón y Bajo Grande. En Carabobo teníamos El Palito y en oriente teníamos las refinerías de Puerto La Cruz y la de San Roque. La capacidad interna de refinación de PDVSA alcanzaba a 1,3 millones de barriles diarios y abastecíamos no sólo el mercado interno, sino que exportábamos a todo el Caribe. En los EEUU éramos dueños total o parcialmente de 8 grandes refinerías: Corpus Christi (100% propiedad de Citgo), Chalmette (50%), Lake Charles (100%), Paulsboro (100%), Lemont (100%), Swenny (100%), Savannah (100%) y Lyondell (42%). Teníamos participación en oleoductos que atravesaban ese país de sur a norte; controlábamos en 10% del mercado interno de gasolina de esa nación y éramos capaces de llevar nuestro petróleo desde nuestros yacimientos hasta el tanque de gasolina de los automovilistas estadounidenses a través de una red de 17.500 estaciones de servicio abanderadas con nuestra marca CITGO, pasando todo el tiempo por instalaciones venezolanas: pozos, refinerías, terminales, tanqueros y súper tanqueros, oleoductos y estaciones de servicio. Contábamos con una integración vertical perfecta. En el Caribe teníamos refinerías en Curazao y en las Islas Vírgenes, la de Saint Croix (50%) en asociación con Hess. El Caribe era una suerte de “mare nostrum” para el petróleo de Venezuela. En Europa contábamos con: 4 refinerías en Alemania (50%) en asociación con Ruhr Oel y varias refinerías ubicadas en Suecia, Bélgica y el Reino Unido en asociación con Nynas. Nuestra capacidad de refinación, en Venezuela y en el exterior, se acercaba a los 3 millones de barriles diarios (1,3 millones de b/d en Venezuela, 950.000 b/d en los EEUU, 265.000 b/d en Europa, y casi 600.000 b/d en el Caribe). ¿Cómo hemos hecho para destruir ese emporio en tan poco tiempo? Hoy somos nada más que un productor marginal de petróleo y un exportador insignificante. Ya no somos capaces de abastecer ni siquiera nuestro deprimido mercado interno de gasolina y dependemos de que unos tanqueros iraníes, con los transponders apagados, lleguen subrepticiamente al país. Esta gente son unos incompetentes que tienen el tupé de pedirnos que votemos en unas elecciones amañadas. La escasez de gasolina pica y se extiende, aunque quizá logre entrar uno que otro tanquero y que alguna refinería pueda arrancar espasmódicamente y alivien la situación temporalmente, al menos en Caracas. José Toro Hardy, editor adjunto de Analítica